De acuerdo con un grupo de expertos en etnología y antropología, la medicina ha entrado desde hace varios años en un proceso de deshumanización, desencadenado por los vertiginosos cambios sucedidos en la formación de los futuros profesionales y en el ejercicio mismo de la profesión en un ámbito globalizado.
El desarrollo tecnológico acelerado y la transformación de los escenarios en que se concreta la relación médico - paciente, así como la prevalencia de la formación científica sobre la formación humanística han afectado de forma sensible la calidad de la atención en la esfera de lo humano y lo social, dos pilares fundamentales del quehacer médico desde el inicio mismo de la profesión en el mundo.
Así las cosas, es urgente que los responsables de la educación de los futuros profesionales de la medicina, reflexionemos en torno a la relevancia de las actividades formativas que complementan la esfera científica de nuestros estudiantes, un sendero en el que tendremos que transitar entre la medicina basada en la evidencia y la medicina basada en la afectividad.
El desarrollo tecnológico acelerado y la transformación de los escenarios en que se concreta la relación médico - paciente, así como la prevalencia de la formación científica sobre la formación humanística han afectado de forma sensible la calidad de la atención en la esfera de lo humano y lo social, dos pilares fundamentales del quehacer médico desde el inicio mismo de la profesión en el mundo.
Así las cosas, es urgente que los responsables de la educación de los futuros profesionales de la medicina, reflexionemos en torno a la relevancia de las actividades formativas que complementan la esfera científica de nuestros estudiantes, un sendero en el que tendremos que transitar entre la medicina basada en la evidencia y la medicina basada en la afectividad.
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