Fraccionar la enseñanza de la medicina en áreas o disciplinas es un constructo artificial, la mayor parte de las actividades llevadas a cabo en el mundo de la práctica médica real es de naturaleza transdiciplinaria.
En tal sentido, los estudiantes requieren relacionar conceptos, generar la integración de los mismos con la práctica y aprender a establecer relaciones entre las partes para alcanzar una visión clara del todo, metas de gran complejidad en un escenario en que predomina la especialización de las disciplinas.
Ya en 1929, Whitehead expresaba que es importante “… erradicar la fatal desconexión de materias, que mata la vitalidad de nuestro moderno currículo. Sólo hay un tema – materia para la educación y este es la VIDA en todas sus manifestaciones”.
Desde esa perspectiva, que perdura en la mayor parte de los centros educativos hasta nuestros días, es urgente llevar a cabo una reflexión acerca de la estructura de los currículos de formación en medicina, en busca de trascender los niveles básicos de asociación estructural o temporal entre áreas del conocimiento hacia propuestas educativas multi, inter y transdisciplinares, en las que se evidencia la predominancia del currículo, como un todo, sobre los cursos o asignaturas, consideradas individualmente.
En palabras de Escanero: “una aproximación a la formación transdisciplinar, convierte a las asignaturas en parte de la experiencia real, globalizada, del aprendedor y permite la filtración de los objetivos y metas más amplios de la integración curricular”.
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