jueves, 19 de febrero de 2009

El Hospital Universitario


Cuando se hace mención al “Hospital Universitario”, acuden a la mente una gran cantidad de recuerdos que evocan los años en que, como estudiantes de medicina, teníamos a nuestra disposición monumentales instituciones en las que se entrelazaban a la perfección el servicio a los más necesitados y la formación de quienes habíamos asumido el reto de convertirnos en profesionales de la salud.

El “Hospital Universitario”, concebido en la actualidad como una Institución Prestadora de Servicios de Salud en que tiene lugar la formación médica, representa un pilar fundamental en la adquisición de las competencias profesionales, dada su condición de escenario en que se concentra el conocimiento acerca de las enfermedades y se logra llevar a cabo el aprendizaje de la medicina en un contexto de significación real.

Durante el paso del estudiante por dichas instituciones, se concreta la oportunidad de conocer los casos típicos de enfermedades específicas y algunas variaciones individuales de las mismas, contrastar los referentes teóricos con la realidad fáctica, sistematizar información esencial sobre la historia natural del proceso salud enfermedad y desarrollar las competencias básicas para el ejercicio profesional.

En tal sentido, el “Hospital Universitario” posibilita una aproximación real al contexto en que se llevan a cabo las acciones médicas, convirtiéndose en un verdadero laboratorio de interacción profesional y social en el que se ponen en juego conocimientos y experiencias que permiten el desarrollo del profesionalismo médico.

Desde esa perspectiva, de acuerdo con Eslava, las funciones de las instituciones en que se concretan los convenios de docencia servicio han de garantizar el cumplimiento de las funciones de docencia, investigación y extensión, las cuales pueden ser desglosadas a su vez en seis apartados que incluyen construcción de conocimiento, generación de pensamiento crítico, formación profesional, reflexión pedagógica, cualificación de la opinión pública y formulación de soluciones a problemas prioritarios.

Tradicionalmente, el cumplimiento de las funciones mencionadas anteriormente, se ha llevado a cabo en instituciones de tercero o cuarto nivel de complejidad, hecho que se encuentra alejado de la realidad profesional de los futuros médicos, la mayor parte de los cuales desempeña su labor en instituciones de atención primaria en salud durante las etapas iniciales de su ejercicio profesional.

Así las cosas, el ideal de la formación clínica sería disponer de un “sistema prestador de servicios de salud” universitario que incluya los diversos niveles de complejidad y permita al estudiante la posibilidad de desarrollar una práctica integral que garantice el conocimiento y manejo de los recursos existentes en cada uno de tales niveles.

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