El término competencia ha sido utilizado como un paraguas conceptual para agrupar diferentes conceptos como capacidad, atributo, habilidad, destreza y otros utilizados con menor frecuencia en el ámbito educacional, los cuales tienen en común la relación entre el individuo y su desempeño en determinados contextos.
La noción más común del término está planteada en torno a un conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y características personales, que se integran y complementan entre sí, en el proceso de afrontamiento de diversas circunstancias en los ámbitos personal, profesional y laboral.
Desde esa perspectiva, Jabif plantea que existen algunos elementos fundamentales para la conceptualización de la competencia, sin importar el enfoque – educacional o laboral – utilizado como marco de referencia:
1. La combinación de conocimientos, actitudes, destrezas, principios, valores y características de personalidad, que se ponen en acción para alcanzar un desempeño adecuado en un contexto determinado.
2. La capacidad de “leer” contextos y generar acciones concretas frente a situaciones problémicas, evitando los estereotipos.
3. La conjunción del saber, el saber hacer, el saber ser y el saber convivir, como pilares de la actuación individual.
Siguiendo con la autora, el concepto “competencia” ha de incorporar los recursos utilizados por el individuo para la puesta en marcha de la misma, en otras palabras, la competencia implica el “conjunto de recursos personales y de redes, que la persona tiene que combinar y movilizar para manejar eficazmente las situaciones profesionales claves” (Le Boterf, 2000).
Así las cosas, el dominio de una competencia implica “hacer algo con lo que se sabe”, sobre la base de recursos y capacidades movilizadas para responder en forma adecuada a situaciones y contextos cambiantes. Entre los elementos requeridos para el desarrollo y consolidación de competencias personales y profesionales se incluyen al menos:
1. Conocimientos generales y propios de la disciplina en que se pretenden desarrollar competencias.
2. Procesos cognitivos y metacognitivos para el manejo de los conocimientos referidos en el numeral anterior.
3. Conocimientos operativos y destrezas.
4. Capacidad de comunicación, trabajo en equipo, negociación, liderazgo y habilidades para establecer relaciones sociales.
5. Rasgos individuales de personalidad y cultura.
La noción más común del término está planteada en torno a un conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y características personales, que se integran y complementan entre sí, en el proceso de afrontamiento de diversas circunstancias en los ámbitos personal, profesional y laboral.
Desde esa perspectiva, Jabif plantea que existen algunos elementos fundamentales para la conceptualización de la competencia, sin importar el enfoque – educacional o laboral – utilizado como marco de referencia:
1. La combinación de conocimientos, actitudes, destrezas, principios, valores y características de personalidad, que se ponen en acción para alcanzar un desempeño adecuado en un contexto determinado.
2. La capacidad de “leer” contextos y generar acciones concretas frente a situaciones problémicas, evitando los estereotipos.
3. La conjunción del saber, el saber hacer, el saber ser y el saber convivir, como pilares de la actuación individual.
Siguiendo con la autora, el concepto “competencia” ha de incorporar los recursos utilizados por el individuo para la puesta en marcha de la misma, en otras palabras, la competencia implica el “conjunto de recursos personales y de redes, que la persona tiene que combinar y movilizar para manejar eficazmente las situaciones profesionales claves” (Le Boterf, 2000).
Así las cosas, el dominio de una competencia implica “hacer algo con lo que se sabe”, sobre la base de recursos y capacidades movilizadas para responder en forma adecuada a situaciones y contextos cambiantes. Entre los elementos requeridos para el desarrollo y consolidación de competencias personales y profesionales se incluyen al menos:
1. Conocimientos generales y propios de la disciplina en que se pretenden desarrollar competencias.
2. Procesos cognitivos y metacognitivos para el manejo de los conocimientos referidos en el numeral anterior.
3. Conocimientos operativos y destrezas.
4. Capacidad de comunicación, trabajo en equipo, negociación, liderazgo y habilidades para establecer relaciones sociales.
5. Rasgos individuales de personalidad y cultura.
Por otra parte, Le Boterf hace referencia a la necesidad de interacción con “recursos de redes” para la consolidación de las competencias profesionales, esto es, a la utilización de recursos externos que amplíen las habilidades personales: bases de datos, bancos de muestras, catálogos, redes de investigación, entre otros.
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