Navegando por la red, encontré una interesante reflexión de la doctora Carmen Martínez González, médica pediatra, magíster en bioética, experta universitaria en psicoterapia psicoanalítica del Centro de Salud San Blas de Madrid, en relación con la importancia de la comunicación humana y la ética en la atención sanitaria, de la cual transcribo algunos apartes a continuación:
Tomo prestado para este artículo el titulo de un libro1 de S. Zweig (1881-1942), ensayista y novelista austriaco muy valorado entre otros por Freud, a juzgar por el reconocimiento que así expresó en un intercambio epistolar: “cuánto admiro el arte de su lenguaje, que se adapta al pensamiento como los vestidos transparentes que pensaron los antiguos para los cuerpos de las estatuas”.
Ambos, Zweig y Freud, maestros de la palabra en diferentes campos, nos permiten abordar el tema del poder de la palabra, de la comunicación humana, de lo que define y caracteriza primordialmente al ser humano, de su poder curativo, de su capacidad de ser un bálsamo para el espíritu sano, y auténtica y poderosa arma terapéutica para el enfermo. Particularmente pertinente en el contexto de la ética, puesto que mantener una relación ética con el otro implica estar siempre dispuesto a concederle la palabra y a poner en palabras lo que le pedimos.
Pero no vamos a conducir el tema en la línea actual de la sociedad que tiende a la fe ciega en la técnica, en la ciencia y en la prevención. No vamos a ir en la línea medicalizadora que parece buscar como fin último de la vida el triunfo de la medicina, al más puro estilo (Dr.) Knock2. Esta tendencia actual que hace que el hombre desconfíe de sus propios instintos de búsqueda de felicidad y delegue la manera de conducir su vida en los profesionales, hace peligrar la autonomía.
Por eso esta reflexión no se referirá a la curación de fuera hacia dentro, sino más bien en la que iría de dentro hacia fuera, entendiendo la salud no sólo como salud del cuerpo sino también que el alma posea un ordenado sistema de persuasiones, convicciones y virtudes intelectuales. Ya que, si buscamos activamente esta salud, obtendremos también más autonomía, y probablemente más felicidad.
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