Los estilos cognitivos son formas consistentes de percibir, categorizar, almacenar y recuperar datos de la realidad contextual, pensar sobre ellos y responder en forma efectiva a las demandas del entorno y de las personas que rodean al individuo, actuando como filtros de control capaces de modular las necesidades y deseos de las personas.
Desde la perspectiva anterior, cumplen una función de regulación de la interacción entre las expectativas del individuo y las condiciones del entorno, encontrando la satisfacción o no de las mismas sin que se distorsione la realidad del mismo.
Así, los estilos cognitivos incluyen las preferencias perceptuales, las condiciones de organización y manejo de la información y la utilización adecuada de los conocimientos adquiridos a favor de su desarrollo, pudiendo ser definidos entonces como formas idiosincráticas de percibir, almacenar y aprovechar la información para la resolución de problemas, la toma de decisiones y el establecimiento de relaciones sociales, sirviendo como puente de unión entre la cognición y la emoción.
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