Dios creó a la mujer.
Y con la paciencia infinita del Orfebre del Universo, esculpió en su cuerpo la esencia de la humanidad.
Y con la sabiduría inagotable del Rector de la Vida, plantó en su alma la semilla del amor.
La mujer floreció y dio frutos.
Y la mujer, creación perfecta de Dios, se convirtió en santuario de la vida y ángel custodio del amor.
Juan Carlos Morales Ruiz M.D.
domingo, 7 de marzo de 2010
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