Una vez se ha establecido el diagnóstico se debe instaurar una dieta con una cantidadadecuada de calorías de acuerdo con el peso corporal ideal; la ingestión de hidratos de carbono debe estar en torno al 40-60% de las necesidades energéticas totales (se debe acosnejar fundamentalmente al paciente reducir los hidratos de carbono de absorción rápida (p. ej., la fruta) y mantener aquéllos de absorción lenta (legumbres, verduras, pastas, féculas):; resulta también de vital importancia una adecuada distribución de las comidas a lo largo del día.
En el caso que no se pueda controlar mediante únicamente la dieta la hiperglucemia de la DMNID, se administrarán hipoglucemiantes orales (véase la table adjunta). Lo habitual es prescribir sulfonilureas (las sulfenilureas no están indicadas en la diabetes mellitus insulino-dependiente, pues no existe reserva pancreática de insulina; está contraidicada en gestante, por su potencial teratogénico y por la inducción de hipoglucemia neonatal, así como también en aquellos pacientes diabéticos con hepatopatía avanzada o insuficiencia renal (IR); hay qye decir que los principales efectos secundarios de las sulfonilureas son las hipoglucemias, si bien son menos frecuentes que las debidas a la insulina, pero más severas y duraderas), aumentando la dosis, si es necesario, hasta el nivel máximo y entonces, cuando esté indicado, asociar metformina como segundo fármaco.
La troglitazona, principio activo potenciador de la acción de la insulina, es utilizada por algunos médicos como fármaco adicional en pacientes con DMNID que no han tenido respuesta adecuada a dosis máximas de antidiabéticos oral o incluso de insulina.
En el caso de la DMID el fármaco de elección será siempre la insulina (recordemos que si bien en un principio la insulina era de origen animal y, tiempo después, procedente de células beta de práncreas de cadáveres humanos; la tendencia actual es la la biosíntesis mediante la técnica del ADN recombinante, utilizando un plásmido o vector de ADN circular, que se corta con enzimas de restricción y se une al ADN de una bacteria mediante liasas, introduciéndolo en el proceso de transformación y tratándolo con calcio y un shock térmico, para después seleccionar aquellas células bacterianas que hayan interiorizado el plásmido y hacerlas crecer –se cogen las colonias blancas y esto es porque a veces no se incorpora el gen de la insulina; hay que hacer dos selcciones, uan de ellas con ampicilina-), que también puede llegar a ser necesaria en muchos casos de DMNID.
El tratamiento convencional consiste en la administración de una insulina de acción intermedia (NPH o lenta) con una posología de una o dos veces al día, con o sin pequeñas cantidades de insulina regular. La dosis de inicio habitual es de 0.5-1.0 U.I./kg/día antes del desayuno o bien una mezcla con dos tercios de insulina intermedia y un tercio de insulina rápida; una inyección adicional antes de la cena contiene un tercio de la dosis matinal.
La meta para el control de la glucosa en sangre es un nivel de hemoglobina glucosilada (HbA1c) dentro de un intervalo normal (vale la pena recordar que éste parámetro serológico ofrece una estimación del control diabético aproximadamente de los 3 meses anteriores), ya que si esto no es así, aumentará la incidencia de complicaciones a largo plazo.
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